Silvestre y Millenial

Nací  la madrugada de un 20 de abril en el año de 1990,  así es soy una maldita millenial, desde pequeña tengo afición por las cosas llenas de brillos, diamantina, el color rosa y las criaturas mágicas. Soy muy fantasiosa, gritona, soñadora, guarra, silvestre, impulsiva, explosiva, sensible, luchona, consentida, cariñosa, abrazable, simpática, simple, tan intensa como el fuego y lo que le sigue a una romántica empedernida( de hecho vivo eterna y profundamente enamorada de Raúl Jímenez), sin problemas podría ser un personaje dramático en alguna obra de William Shakespeare, (estoy trabajando en esto, por cierto si alguien sabe cómo dejar de ser así, les pido me den la respuesta, es para una tarea) hay momentos en los que me da diarrea mental, siempre digo lo que pienso y la mayoría de las veces no pienso lo que digo (para bien o para mal), o sea hablo hasta por los codos, soy muy transparente, sensible y emocional,amo que me digan que no soy capaz de lograr algo para que después vean como lo hago, una de las personas que más amo en la vida me dijo que yo siempre hago crecer a las personas a mi alrededor y que las ayudo a descubrir lo que son capaces de hacer, si tengo ese don, creo que es hermoso.

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Mis papás llevan 29 años de casados, los 2 vienen de familias asquerosamente disfuncionales y conflictivas (creo que por eso nos educaron para vivir el momento, a dar siempre lo que podamos y que si el hambre nos tira, el orgullo y dignidad nos levantan), tengo una hermana arquitecta, Nadia y un hermano adolescente, Leonardo, solo nos tenemos a nosotros, ellos me han enseñado lo que es el amor incondicional, el respeto, la unión y que siempre van a estar para mí, que nunca habrá algo que nos separé, somos 5 contra el mundo.

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Les contaré una historia, cuando era una adolescente compraba revistas junto con un grupo de amigas para leerlas en clase y siempre vino a mi mente el pensamiento de ¿por qué debemos seguir estos estereotipos?. Sin embargo ya estaba muy hechizada por este mundo, en ese momento estaba atravesando por una crisis muy fuerte, siempre me ponía una enorme sudadera de tigger, me ocultaba, quería ser invisible y no usaba una gota de maquillaje. Nunca he sido de complexión delgada y odio a aquellos que nos han hecho creer que la belleza es ser esquelética, que creen que nos hacen un favor abriendo paso a las modelos plus size o a aquellas que tienen alguna “belleza fuera de lo normal”.

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Retomemos, en mi hogar no estábamos muy bien económicamente, así que tuve que ingeniármelas para vestirme y lucir como quería (a pesar de lo estereotipado) eso sí, sin gastar demasiado, es más casi nada, pero de pronto llegó mi mejor amiga y fue la que me empezó a alaciar el cabello, sínicamente lo hacía en clase de matemáticas, mientras desayunábamos y yo tomaba nota (a ella nunca le gustaron, ni entendió nada relacionado con números). Ella me ponía rimmel del mercadito (esos siempre serán los mejores), rubor channel, gloss transparente y tengo el leve presentimiento que además de soñar con el wey de universidad al que perseguíamos, quería quemar mi amada sudadera de tigger. Considero que esta historia es importante porque si eso no hubiese pasado, yo nunca me habría interesado por la moda, tendencias, el encontrar mi propio estilo y ahora el intentar abrirme pasó en este mundo.

Siempre he creído que existe una fórmula para sentirte hermosa, usando ese tipo de ropa y maquillaje con el que más te sientas cómoda, pero sobre todo que al verte al espejo NADIE, te haga dudar por lo perfecta y única que eres justo en este momento.

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Estudié Ciencias de la Comunicación,tengo un diplomado en Marketing Digital, tomé un curso de Dirección Creativa y actualmente me dedico a trabajar en el mundo digital, amo la publicidad y creo que lo que más me gusta por el momento es escribir.

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Bienvenida(o), estos son mis pensamientos, aventuras y mente, materializados a través de los siguientes textos.